Notre Dame
Ayer y antes de ayer, cuando ardía Notre Dame, sentí la fuerza de la Transformación, de las Llamas, de Kali. Es una Diosa que a veces genera temor, pero es también la que nos hace avanzar.
Sentí inmediatamente que era un evento Cósmico, que marcaba un antes y un después, un acontecimiento esencial, con Fuerzas detrás que se podían intuir y sentir con y más allá de los hechos y las perdidas.
Fue un día de Duelo pero también de Despertar, de Conciencia, de un sentir no de la piel, si no del alma, y de una comprensión no de la mente, si no del espíritu, una comprensión sin palabras. La imagen de Notre Dame en Llamas, llegó a un lugar dónde no existía, ni era posible la categorización bien o mal. Un lugar Sagrado Interior que hablaba de otras dimensiones y de lo que aquí pasaba. Isis en Llamas, Esmeralda reconocida, liberada, la Madre María renovada. Algo Nuevo que se vislumbra por el desgarro de lo vivido. El Símbolo Vivo, que no se explica ha de vivirse.
Y mientras unas lágrimas indefinibles, de duelo y nacimiento me bautizaban, me comprometí de nuevo con la Diosa, su resurgir y nuevo Matrimonio Sagrado Interior.
